Un gran plaza de nombre Pla de la Seu, a pesar de que todo el mundo la conoce como la plaza de la catedral, es la que se abre a los pies de la catedral de la Santa Creu y Santa Eulàlia. El templo, de estilo gótico, es la sede del arzobispado de Barcelona.
La catedral se construyó entre los siglos XIII y XV, en el mismo emplazamiento del que primero fue un templo paleocristiano y después una antigua catedral románica. La fachada se construyó posteriormente, en el siglo XIX, y es de estilo neogótico. La edificación está consagrado a la Santa Cruz y a la patrona de Barcelona, Santa Eulàlia, una joven virgen cristiana que, según la tradición, sufrió martirio a manos de los romanos.
El hecho que la catedral esté dedicada a la Santa Cruz es un hecho poco habitual. Los orígenes de esta consagración se sitúan a mediados de siglo VII, una de las más antiguas del mundo cristiano. La advocación a Santa Eulàlia los estudiosos la sitúan al entorno el 877, cuando el obispo Frodoí encontró los restos de la santa y, solemnemente, las trasladó a la catedral.
La catedral de Barcelona tiene cinco puertas: la principal, situada en el centro de la fachada de la plaza y proyectada por el arquitecto Josep Oriol Mestres; el portal de Sant Iu, que es la más antigua y durante quinientos años fue el acceso principal de la catedral; las de la Piedad, Santa Eulàlia y la de Santa Llúcia, las tres que conducen al claustro. Podéis encontrar más información aquí.